lunes, 26 de marzo de 2012
domingo, 11 de marzo de 2012
Valores en Extinción (III): De Los Valores Universitarios
Dicen que los años de universidad son los mejores. No olvidare de mis años de estudiante de pregrado una de las anécdotas que mas me marcó por la manera en que sucedieron los acontecimientos y como interpreté el resultado final. Como muchas personas, Yo compartía mi tiempo en el aula con un empleo de medio tiempo, razón por la cual generalmente eran pocas las veces que me quedaba en la universidad sin hacer nada.
Cursando una asignatura práctica (propia de la carrera de Ingeniería), estaba por realizar un examen que constaba de un solo ejercicio (algo que por cierto hoy como profesor no haría), lo complicado del ejercicio era saber cuál era la formula a utilizar de un total de tres opciones; recuerdo haber leído el ejercicio tres veces hasta llegar a la conclusión de que formula utilizar y a partir de allí comencé a trabajar mi ejercicio.
Cuando estaba desarrollando el ejercicio, el profesor tuvo que ausentarse alegando motivos personales y dejó a otro profesor de CONFIANZA encargado de supervisar la evaluación. Aparentemente este profesor tenía algunos amigos en el aula, que lo saludaron y de manera algo descarada le preguntaron si sabía cuál era la formula correcta para resolver el ejercicio. Este, observó el ejercicio y sin pensarlo mucho dijo en voz alta cual era, de acuerdo a su criterio, la fórmula para resolverlo.
Yo, al igual que todos los alumnos que se encontraban presentando la evaluación escuché la formula que sugirió utilizar, subí la cara hasta la pizarra, volví a leer el ejercicio y note que no coincidía con la formula que Yo había elegido, pero confiando en mi razonamiento decidí terminarlo de acuerdo a mi criterio.
Días más tarde, el profesor titular de la cátedra llegó con las evaluaciones, de manera muy pausada preguntó: “¿Quién es Edgar López?”; inmediatamente pensé: “El único que aprobó o el único que reprobó el examen”, levanté la mano y recuerdo la frase que le cambió la cara al resto del aula: “El único que no se copió y resolvió el examen con verdadero criterio”. Ese día me gané unos cuantos enemigos por anteponer mi criterio ante el criterio de otra persona (en teoría) mejor calificada.
Revisando el DRAE encontré dos conceptos muy interesantes si nos situamos en la sociedad de hoy día y la anécdota descrita anteriormente; el primero La CONFIANZA que es seguridad, esperanza firme que se tiene de sí mismo, de alguien o de algo. El segundo concepto es ÉTICA, que son el conjunto de normas morales que rigen a la conducta humana. De acuerdo a esto, noté que el profesor que tuvo que ausentarse del aula mostró CONFIANZA ciega por su colega al dejarle la responsabilidad de supervisar la evaluación, también el profesor que supervisó la evaluación demostró poco RESPETO con su colega y por su trabajo, además falta de ÉTICA profesional y PRUDENCIA, porque de haber querido ayudar a “sus amigos” debió tener algo de DISCRECIÓN.
Una vez contando esta anécdota en un aula de clase, algunos alumnos me preguntaron por la responsabilidad de los alumnos ante tal hecho, entonces les recordé que el estudiante es un ser en formación y por eso equivocarse es parte del aprendizaje. Es probable que al menos uno de ellos lo pensara dos veces antes de volver a hacer trampa en una evaluación de manera tan descarada.
domingo, 4 de marzo de 2012
De los Valores de un Líder (II)
Hace algún tiempo tuve la oportunidad de participar en una dinámica de grupos conocida como El Reinado, en la cual dos Comarcas vecinas y en paz sobreviven a una catástrofe mundial pero sufren graves daños, uno de ellas pierde todo su motor productivo: industrias, maquinarias, materias primas y tecnología, pero quedan intactos sus recursos naturales que podían proveer sustento a su pueblo, como agua dulce de los ríos, su ganadería y sus cultivos. La comarca vecina sufre exactamente los efectos contrarios, ya que a pesar de que sus empresas no sufren daño alguno, sus ríos se contaminan, sus animales mueren y sus cultivos son completamente destruidos.
Ante la situación y para afrontar la inminente crisis, la dinámica lleva a reunir a los dos Reyes para negociar una alianza estratégica, con el fin de sobrevivir y superar la crisis.
Para que la crisis no llevara a la guerra a dos comarcas de paz, ambos reyes debían demostrar: SERVICIO y COMPROMISO con su pueblo para buscar una solución que no perjudicara a ninguno de los pueblos, sino que les permitiera superar la crisis; RESPETO por los suyos y por el pueblo vecino ya que en una negociación las partes se exponen a discrepancias de criterios, estrategias y puntos de vista; SOLIDARIDAD, ya que mientras se trabajaba en una solución definitiva debía plantearse una solución a la coyuntura porque de lo contrario los pueblos estallarían en crisis en corto plazo; COMUNICACIÓN entre los reyes para ponderar las prioridades de cada comarca y con su pueblo para aprovechar sus destrezas y habilidades en función del progreso; HUMILDAD para reconocer el punto de vista de uno por sobre el otro en la búsqueda de las mejores decisiones; RESPONSABILIDAD porque como reyes, tenían el poder sobre todas las extensiones de terreno, propiedades y sobre las personas y, sobre todo; LIDERAZGO para llevar el mensaje de optimismo a su comarca sin caer en un simple discurso, y así motivar a las personas a seguir el camino de la reconstrucción.
En una dinámica de unos pocos minutos es posible observar al menos ocho (8) valores esenciales en un líder. Al final de esta dinámica los reyes acordaron en compartir recursos, equipos, industrias, alimentos y en generar empleos para ambos pueblos para iniciar una reconstrucción paralela de ambos pueblos.
La dinámica del reinado nos lleva observar al líder desde la perspectiva social, sin considerar las aptitudes y competencias; líder que puede ser el presidente de una nación, el gerente de una compañía, un profesor de aula hasta el jefe de una cuadrilla de obreros, por citar solo unos pocos casos.
domingo, 26 de febrero de 2012
Valores en Extinción (I)
En el año 2004 tuve la oportunidad de preparar y dictar unos Talleres para un ente público de “Ética y Valores”, realmente fue una experiencia muy enriquecedora ya que permitió notar que las personas conocen los valores que nos rigen como sociedad, sin embargo existe una fuerza interior (muy propia de nosotros los latinos) que nos lleva a priorizarlos a conveniencia, hasta el punto de olvidar algunos y asumirlos como en “desuso” o “pasados de moda”, así las cosas.
Pero comencemos por el principio, ¿Qué son los valores? En un concepto libre los valores son principios muy propios del ser humano que nos permiten orientar nuestro comportamiento en el entorno social, estos principios son creencias que nos llevan a valorar entre lo bueno y lo malo.
Esta es la primera de varias entregas acerca de los valores, sin pretender en clasificarlos ni ponderarlos, solo explicar cómo algunos han sido dejados a un lado.
Por citar un caso de lugar común, algunas veces cuando voy a visitar a un familiar tengo que caminar algunas cuadras desde el estacionamiento hasta el edificio donde vive. Esa caminata se convierte en una aventura para sortear los cerros de excremento fecal depositados estratégicamente por los perros de la zona, esto sin referirme al olor que tienen las calles por esta misma causa, entonces en ese momento saltan dos valores esenciales para la sociedad, RESPETO y RESPONSABILIDAD.
Comencemos con el primero, RESPETO, de acuerdo a DRAE (diccionario de la Real Academia Española) proviene del latín RESPECTUS, y se refiere a la veneración, deferencia, miramiento o acatamiento que se hace a alguien. En un concepto más adaptado a nuestro entorno social podemos afirmar que es la consideración de que alguien o incluso algo tiene un valor por sí mismo y se establece como reciprocidad, por eso la frase común “Respeta para que te respeten”. ¿Respeta al vecino aquel que lleva al perro a hacer sus necesidades fisiológicas sin tener el menor cuidado en recoger estos excrementos?
La RESPONSABILIDAD, de acuerdo al DRAE es la “capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”; en otras palabras la responsabilidad es un valor que yace en conciencia de cada quien, que nos permite reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de nuestros actos.
Entonces, el individuo que omite el hecho de limpiar los excrementos de su mascota comete varios actos de irresponsabilidad en un instante; no es responsable con la sociedad porque ensucia y estropea las calles, no es responsable con sus vecinos y los transeúntes ya que los expone al mal olor, a la mala apariencia de las calles y, por sobre todo, a pasar un mal rato pisando uno de estos cerritos…
¿Quién no ha tenido la oportunidad de pisar un “cerrito” de estos?
¿Qué ha pasado por su mente después de los improperios?
¿No ha pensado que tal vez exista una manera de arreglar esa situación?
Pensemos que si la respuesta a la última pregunta es negativa, tal vez nuestro valor de Responsabilidad (Social particularmente) este en problemas.
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